martes, 25 de noviembre de 2014

TODO SE TRANSFORMA - Jorge Drexler





El espíritu de la canción está imbuido de la filosofía hinduista del Karma, la ley de causa y efecto, aunque en una visión particular del autor, muy determinista, del funcionamiento del universo. Mientras la ley del Karma explica (en general) que cada uno recibe el resultado de sus acciones, Drexler plantea un aspecto más dinámico, al afirmar que también "se da lo que se recibe"... Esta afirmación además es anterior en el texto, por lo que el elemento originario de ese determinismo es el recibir, recordando a aquellas "confesiones de invierno" de Charly García con su "Dios es empleado en un mostrador, da para recibir", aunque sin el contenido religioso que le da el compositor argentino.

Reproducimos esos versos para su cotejo:
"Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da”

Aunque el texto es poético y no explicativo, la afirmación parece en un principio marcada por ese carácter ineludible al que hacíamos referencia, aun cuando había sido matizada en las estrofas anteriores. A manera de reflexión posterior podríamos entonces preguntarnos acerca de la posibilidad del ser humano de salir de esa cadena de sucesos: ¿somos libres de dar más de lo que recibimos, o de corregir las consecuencias de nuestras acciones?, ¿de que sirve tomar una decisión, si el funcionamiento del universo está pautado de una forma tan mecánica?

Drexler liga luego esa ley con la de la transformación de la energía, enunciada por Lavoisier y que marcara un hito en la investigación científica:
“nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma”
Con esto le da un sentido más "materialista" a su afirmación, probablemente derivado de su formación académica. Este enunciado complementa al otro, dando una idea del concepto general: no hay acción por mínima que parezca que se pierda, sino que una cosa es derivada de la otra, con el ser humano recibiendo, para luego dar...

Drexler afirma que "nada es más simple" y lo hace como una generalización, pero antes se ocupa de explicar las complejidades del proceso en una forma poética, inteligente y graciosa. En un primer momento, el ser humano parece ser parte de un engranaje en el que objetos inanimados se entremezclan con actitudes y emociones, pero luego Drexler profundiza en los sentimientos humanos, llegando a aspectos sutiles y hasta "paranormales", como cuando afirma:
"supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias"
El amor como sentimiento intangible entra en esa "cadena de sucesos" y Drexler apunta a la posibilidad de "saber" (o intuir, tal vez) que en el universo el amor es una fuerza capaz de proyectarse hacia sus orígenes. Es interesante apuntar que para dar las gracias se precisa una consciencia generadora, por lo que en forma indirecta Drexler nos sugiere una inteligencia universal, existente por tanto en otras galaxias...

En los siguientes versos se describe el ciclo material y energético que se produce en la experiencia de vida, desde el vino comprado hasta el vino que cae sobre su zapato, pasando por el euro, el tren y la fábrica de calzados.

En la estrofa final Drexler expone una experiencia sensual, ligándola con el amor emocional e integrando a los seres humanos en un colectivo de relaciones que no escapa a la ciclicidad de la ley, un broche interesante para una canción que invita a comprender el funcionamiento del mundo y de la vida.

Todo se tranforma - Jorge Drexler

Tu beso se hizo calor, 
luego el calor, movimiento, 
luego gota de sudor 
que se hizo vapor, luego viento 
que en un rincón de La Rioja 
movió el aspa de un molino 
mientras se pisaba el vino 
que bebió tu boca roja. 

Tu boca roja en la mía, 
la copa que gira en mi mano, 
y mientras el vino caía 
supe que de algún lejano 
rincón de otra galaxia, 
el amor que me darías, 
transformado, volvería 
un día a darte las gracias. 

Cada uno da lo que recibe 
y luego recibe lo que da, 
nada es más simple, 
no hay otra norma: 
nada se pierde, 
todo se transforma. 

El vino que pagué yo, 
con aquel euro italiano 
que había estado en un vagón 
antes de estar en mi mano, 
y antes de eso en Torino, 
y antes de Torino, en Prato, 
donde hicieron mi zapato 
sobre el que caería el vino. 

Zapato que en unas horas 
buscaré bajo tu cama 
con las luces de la aurora, 
junto a tus sandalias planas 
que compraste aquella vez 
en Salvador de Bahía, 
donde a otro diste el amor 
que hoy yo te devolvería...... 

Cada uno da lo que recibe 
y luego recibe lo que da, 
nada es más simple, 
no hay otra norma: 
nada se pierde, 
todo se transforma.

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